CONOCE
MEDINA AZAHARA
Medina Azahara fue la ciudad palatina mandada a construir por el califa omeya Abderramán III a mediados del siglo X. Con esta fastuosa construcción el califa perseguía diferentes objetivos, destacando el de levantar una sede de gobierno y un complejo palaciego que reafirmara su poder tras largas guerras internas en todo al-Ándalus, el territorio que se corresponde con la mayor parte de actuales España y Portugal.
Pero Abderramán no buscaba sólo un símbolo de cara a al-Ándalus, sino uno que traspasara las fronteras, lanzando un mensaje a los Fatimíes, una dinastía que amenazaba su poder político y religioso desde el norte de África. Las crónicas hablan de uno de los lugares más imponentes de la época, que deslumbró a viajeros como Juan de Gorze, embajador del emperador de Bizancio, o al mismo rey Sancho de León y a su abuela la reina Toda de Navarra.
El escenario natural ciertamente está escogido con inteligencia: un monte de pendiente suave, pero suficiente para formar 3 terrazas. La más alta corresponde a la “Dar al-Mulk” o “la Casa del Poder“, donde habita Abderramán (ahora con el título del “Príncipe de los Creyentes”) y su familia más cercana.
En la segunda terraza, algo mayor, se sitúan suntuosos palacios de nobles y altos funcionarios, además de edificios administrativos y de gobierno.
Por último se construiría la tercera terraza, que es la más extensa y que albergaba una población que hoy se estima de alrededor de 15.000 habitantes, lo cual es realmente enorme para la época.
El resplandor de la “Ciudad Brillante“ (que es lo que probablemente significa su nombre) fue breve: el ascenso al poder del nieto de Abderramán, Hisan II, significó el principio del fin. Este califa omeya no heredó la templanza y formación de su padre, al-Hakan II. Muy al contrario, fue una marioneta en manos del famoso general Almanzor, que supo aglutinar el poder en torno a su persona. Pero poco después de su muerte comienza la terrible guerra civil (1009-1031) que acaba con la descomposición del Califato de Córdoba y con el saqueo de la ciudad palatina por parte de los bereberes en año 1010. Hoy, Medina Azahara es uno de los yacimientos arqueológicos más extensos e importantes de Europa, y su vanguardista museo alberga piezas de incalculable valor.
Este conjunto arqueológico declarado Patrimonio de la Humanidad es una visita obligada para aquellos que quieren conocer la imponente historia de Córdoba.
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PRIMERA TERRAZA
La primera terraza se sitúa al norte de la ciudad, en el lugar más elevado. En su mayoría está ocupada por la llamada “Dar al-Mulk” o “Casa del Poder”.
En esta zona superior también encontramos el acceso norte a la ciudad, que se alcanzaba por el Camino de los Nogales, cuyo empedrado violeta aún podemos apreciar en parte hoy en día .
La Dar al Mulk era la zona residencial del Califa y de sus más allegados (sirvientes y quizá algunos familiares escogidos)
Su situación geográfica, en lo más alto, era visible desde cualquier punto, lo cual es de por sí un claro símbolo de poder.
Sabemos poco sobre el aspecto original de este complejo, ya que al ser el lugar donde se desarrollaba la vida íntima no se conservan testimonios ni descripciones del mismo. No obstante, los restos materiales (mármoles, delicados atauriques y estucos, así como losas de barro cocido con motivos geométricos) sugieren un gran lujo y refinamiento.
Vista de la Dar al-Mulk
La vivienda del califa miraba al sur, hacia el valle del Guadalquivir, al cual daba una terraza alargada. Paralelas a ella había 3 grandes dependencias longitudinales, y en torno a estas otras dependencias menores. Todo ello sufrió diferentes reformas, destacando la llevada a cabo por el Califa al-Hakan II para construir las dependencias de su heredero, el malogrado Hishan II.
Hoy en día se pueden observar restos de algunas crujías y solerías de distintos materiales, como el ladrillo, la piedra violeta o el mármol.
Como era habitual en esta ciudad, encontramos aún hoy algunas letrinas que desembocaban en el sistema de alcantarillado cuyo ramal norte discurre por el subsuelo de estas construcciones.
Su conservación se vio comprometida entre otras cosas por la retirada de sillares de los muros de contención que separaban esta residencia califal de las terrazas inferiores, lo que provocó corrimientos de tierras con la pérdida de las estructuras.
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TERRAZA MEDIA
SECTOR OCCIDENTAL: LA CIUDAD PRIVADA
Nuestro recorrido continúa descendiendo por la rampa de acceso que comunica la Casa del Poder con la terraza media. Esta se divide en dos sectores: el sector oriental, donde se encuentran los espacios de representación y gobierno, y el occidental, que es el que nos ocupa. La comunicación entre ambos sectores de la ciudad se hace a través del conocido como “espacio trapezoidal” o “cuerpo de guardia”, un lugar destinado a la vigilancia y a nudo de comunicación interno.
Se justifica esta presencia de guardias por la importancia de los personajes que vivieron y trabajaron en el entorno de este lugar junto a sus sirvientes.
Pórtico de la casa de Yafar
Destacamos la llamada “Casa de Yafar”, por presumirse que en ella vivió el poderoso eunuco de este nombre. Yafar’ ibn Abd al-Rahman fue el hachib o chambelán de al-Hakan II.
Era pues un personaje de enorme poder, hecho este que se ve reflejado en la magnificencia de su palacio. Se accedía al mismo a través de un patio de solería violeta, y de un gran pórtico compuesto de tres arcos de herradura enmarcados por alfiz. El conjunto está bellamente decorado con atauriques, relieves de motivos vegetales que parecen crecer adheridos a los muros.
En el interior destacan una lujosa letrina hecha de mármol blanco y las solerías del mismo material, hoy parcialmente repuestas.
El palacio más destacado es la llamada “Casa de la Alberca”, que probablemente fue propiedad del heredero de Abderramán III, el califa al-Hakan II.
Su nombre procede por la hermosa alberca central, que servía como lugar de esparcimiento y refresco en los calurosos veranos. Esta alberca se sitúa entre los dos pórticos de tres arcos califales que flanquean los extremos del patio, dando acceso a las dependencias propiamente dichas. También hoy se pueden visitar los espacios reservados a los sirvientes de tan ilustres personajes, como las cocinas, con su horno de ladrillo aún visible.
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TERRAZA MEDIA
SECTOR ORIENTAL
En la parte occidental de la terraza media nos aguardan los lugares destinados a la administración de al-Ándalus y a la representación del poder califal.
Tras pasar por el espacio trapezoidal, nudo de comunicaciones de la ciudad, llegamos a las caballerizas, espacio destinado a los caballos de los funcionarios y/o guardias que frecuentaban el lugar. Destaca aquí un sarcófago de mármol probablemente romano reutilizado como abrevadero.
Tras ellas se encuentra el “edificio basilical superior” que algunos autores han identificado con la “Dar al-Yund” o “Casa del Ejército”. En cualquier caso, parece tratarse de un lugar suscrito a la administración, pero de una monumentalidad destacable.
Pórtico Oriental
Su decoración era esmerada, quedándonos como testimonio hermosos capiteles compuesto con talla a trépano, conocidos como “capiteles de avispero”.
Quizá este es uno de los lugares descritos por los cronistas que acompañaron a las embajadas venidas de toda Europa. El estricto protocolo a la hora de visitar al califa podía llegar a resultar tedioso por su complejidad, pero siempre causaba admiración y zozobra en los visitantes.
En el extremo este de la terraza media se encuentra una gran explanada presidida por el “Pórtico Oriental”: un gran pórtico de 8 arcos frente al cual es probable que se hicieran los“alardes” o ceremonias de ánimo y aliento a las tropas antes de partir hacia las campañas militares.
A poca distancia se encuentra el edificio más emblemático de esta terraza, y de toda Medina Azahara: el “Salón Rico”, un edificio compuesto de 5 naves paralelas con orientación N-S, y una transversal orientada hacia el valle del Guadalquivir . En él encontramos una excepcional profusión decorativa.
Dentro del mismo el califa recibía a las embajadas, pero es probable que fuera también un lugar frecuentado por él incluso cuando no había no hacía labores de representación.
Los muros estaban decorados con delicados atauriques, que ayudados por la tenue iluminación que entraba por los arcos de pórtico contribuirían a generar una atmósfera irreal, casi mística, que infundiría temor y respeto en el líder de al-Ándalus.
Al exterior, un hermoso jardín regado por cuatro grandes albercas: una imagen que debía ser evocadora un ansiado paraíso terrenal para esparcimiento del“Príncipe de los Creyentes” y sus allegados.
Si desea conocer en profundidad estos y otros lugares Medina Azahara le recomendamos realizar una visita guiada al yacimiento y al centro de recepción de visitantes. Obtenga más información pulsando aquí.
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TERRAZA INFERIOR
LA MEDINA
Ya en la llanura se extiende la más extensa de las tres terrazas: la terraza inferior. Estaba rodeada por una muralla de forma rectangular de aproximadamente 750 metros en su lado largo y 250 metros de ancho. Esta extensión es la menos excavada y documentada del conjunto de Medina Azahara.
Al oeste se encontraba la medina propiamente dicha. Esta ciudad debía ser muy extensa para los estándares de la época: su población debía rondar los 15.000 habitantes.
La ciudad estaba poblada por personas vinculadas directa o indirectamente con la corte califal, esto es: sirvientes y sus familias, artesanos, trabajadores de la ceca en la que se acuñaba la moneda, especialistas en cerámica asociada al poder, especialmente la llamada “verde manganeso”, trabajadores del vidrio, etc.
Se adivina un trazado algo más ordenado que el de otras ciudades de al-Ándalus, ya que su construcción se hizo en un periodo muy corto y en un terreno no sujeto a imposiciones urbanísticas previas, como podía ocurrir en la propia Córdoba.
Mezquita de Medina Azahara
Para atender las necesidades religiosas la ciudad disponía de varias mezquitas, de las cuales se han excavado una pequeña al sur y la “mezquita aljama” o la mezquita mayor, que está al norte de esta terraza, casi lindando con el imponente muro de la segunda terraza.
Esta mezquita aljama constaba de 5 naves perpendiculares al muro de la quibla, o muro que contiene el mihrab, que es el nicho que ayuda a los fieles a encontrar la dirección correcta de oración, la Meca. Es necesario precisar que esta mezquita sí estaba correctamente orientada hacia dicha ciudad al contrario de lo que ocurría en la mezquita aljama de Córdoba, que está desviada al sureste con respecto a la Meca.
En el lado opuesto a la medina, hacia el occidente, se adivinan grandes estructuras aún ocultas bajo tierra. Por ahora sólo se puede especular con su uso dado que no se han hecho excavaciones para determinarlo.
Hoy en día la mayoría de las estructuras mencionadas se encuentran bajo tierra, a excepción de dos mezquitas y algunas secciones del acueducto que abastecía de agua a la ciudad.
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